Las estrategias de Riesgo Operacional deben tomar en cuenta la productividad y la competitividad para que aporten efectividad y mayor valor a su empresa.
Muchas empresas creen que mientras sus empleados cumplan cabalmente los procedimientos conseguirán la seguridad de sus operaciones. Desafortunadamente, la reducción de riesgos no es tan simple pues podríamos arriesgarnos a no cumplir las metas de productividad de la organización. Solo aquellas empresas que han decidido ir más allá del cumplimiento de tareas han podido obtener resultados óptimos con una producción segura sin haber sacrificado su competitividad.
El experto en soluciones para la Gestión de Riesgo Operacional, Alfonsius Ariawan, asegura que, para garantizar la efectividad de la gestión de riesgos, no deben separarse las actividades de seguridad de los objetivos comerciales de la empresa, para que generen mayor valor para el negocio.
En la siguiente publicación de la web EHS Today: https://www.ehstoday.com/safety-leadership/want-reduce-risk-then-don-t-get-too-caught-procedure. Ariawan sostiene que el logro de resultados debe basarse en la implementación de un marco integrado en el que se encuentran cuatro componentes clave: 1) la mentalidad y el comportamiento de los empleados; 2) La gestión organizacional y el Buen Gobierno Corporativo; 3) La aplicación de procesos optimizados mediante el uso de tecnologías; y 4) Las capacidades y competencias de los trabajadores para reforzar la seguridad de las operaciones.
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Mentalidad y comportamiento de los empleados
Psicológicamente, el concepto de riesgo es más personal para los empleados que la seguridad. Los trabajadores deciden a diario si es aceptable tomar un riesgo, pero a menudo consideran que la «seguridad» es responsabilidad de la empresa. Cambiar la mentalidad de los empleados a un pensamiento basado en el riesgo garantizará una mayor implicación del personal en la vigilancia de la seguridad de las operaciones.
El siguiente gráfico compara ambos conceptos:
Gráfico. Traducido por Laragon. / Autor: Alfonsius Ariawan
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Buen Gobierno y Gestión
Debido a que los recursos de una organización son limitados, estos deben aplicarse juiciosamente para garantizar la máxima reducción de riesgos. Para hacer esto, las organizaciones deben tener una comprensión clara de su perfil de riesgo operacional, que se evalúa contra las definiciones comunes de probabilidad e impacto, y priorizar el enfoque y la propiedad de los riesgos en función de una tolerancia definida.
No todos los riesgos son iguales. Es menos probable que ocurran algunos eventos, pero conllevan impactos que pueden ser devastadores (por ejemplo, muertes múltiples, tiempo de inactividad prolongado del equipo, bancarrota, etc.). Otros eventos son más probables, pero tienen impactos mucho menos graves (por ejemplo, lesiones leves, trabajo fuera de horario, etc.).
Al hacerlo, las empresas deben poner el énfasis suficiente en los riesgos que pueden conducir a incidentes a gran escala y, además, prestar atención a otros indicadores importantes de posibles eventos significativos a largo plazo.
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Procesos y tecnologías
La gestión de riesgos requiere un pensamiento sistémico. Cuando se realizan investigaciones de incidentes de seguridad, las causas fundamentales deben identificarse a nivel del sistema y abordarse en consecuencia para evitar que vuelvan a ocurrir. Si no se identifican y no se abordan los problemas del sistema, es posible que los incidentes se repitan en el futuro.
Por extensión, para evitar la ocurrencia de incidentes de seguridad, las organizaciones necesitan gestionar los riesgos a nivel del sistema, reconociendo la interconectividad de los diversos procesos que lo conforman. Desafortunadamente, muchas empresas parecen tener problemas y sus ejecutivos reconocen que existen brechas entre sus sistemas existentes, lo que impide una integración efectiva.
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Capacidades y competencias
En última instancia, cualquier sistema de gestión de seguridad debe ser ejecutado por personas. No producirá los resultados deseados sin una fuerza laboral que sea capaz y tenga la mentalidad y la disciplina adecuada para ejecutarlo, y sin los procesos para administrar el desempeño de los empleados.
Aprovechar el conocimiento operativo diario del personal de primera línea en el espacio de trabajo: una planta, un taller, en el campo, etc. es un factor clave de éxito en cualquier transformación cultural. Las organizaciones deben reconocer que este personal es un nivel crítico de protección dentro de sus operaciones. Estos trabajadores están más familiarizados con las actividades, equipos y procesos de la organización y, por lo tanto, con los riesgos. Deben estar adecuadamente comprometidos, empoderados y apoyados.
Finalmente, es importante que los líderes sean «afectivos» en su enfoque de la gestión de riesgos. Los ejecutivos de la empresa deben tratar de fomentar un entorno laboral confiable, y su estilo de liderazgo debe demostrar humildad y asociación con los empleados.
Dadas las demandas diarias de una organización, es fácil adoptar una mentalidad de asumir que mientras se siguen los procedimientos, la compañía está operando de manera segura y productiva. Con demasiada frecuencia, esta falsa sensación de seguridad eventualmente da paso a un incidente que afectará a la organización.
Al centrarse más en los resultados de la reducción de riesgos y vincular las actividades de mitigación de estos con las estrategias comerciales de la organización, las empresas pueden mejorar las operaciones y la productividad.
Laragon ofrece las mejores soluciones tecnológicas para pilotar estos procesos, trabajando con los líderes del mercado mundial en EHS y Gestión de Riesgos Operativos.
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