Un reciente estudio del National Bureau of Economic Research (NBER) revela cifras a las que hay que prestar atención sobre los impactos económicos del cambio climático. Según la investigación, un aumento de 1°C en la temperatura global podría reducir el PIB mundial en un 12%, lo que representa una caída seis veces mayor de lo estimado en estudios previos. Esta cifra subraya la magnitud de la crisis climática, que hasta ahora no había sido completamente comprendida en términos de su impacto económico.
El informe, liderado por Adrien Bilal de la Universidad de Harvard y Diego Känzig de la Universidad Northwestern, destaca que el cambio climático global afecta a las economías no solo de manera local, sino que desencadena eventos climáticos extremos a nivel mundial. Estos eventos, como olas de calor, sequías prolongadas, tormentas severas y precipitaciones intensas, generan enormes pérdidas de capital, disminuyen la productividad y afectan profundamente la inversión en los países más afectados. Los autores del estudio señalan que más del 66% de los efectos negativos del cambio climático se deben a estos fenómenos extremos.
Gráfico sobre el impacto del aumento de la temperatura global en el PIB mundial
Fuente: National Bureau of Economic Research (NBER)
Además, el estudio introduce un dato crítico en el debate sobre las políticas de descarbonización: el coste social del carbono (SCC). Según los autores, el coste social del carbono ha sido subestimado durante décadas. Actualmente, calculan que se sitúa en unos $1,065 por tonelada de CO2 emitido, una cifra drásticamente superior a la mayoría de las estimaciones actuales, que rondan los $185 por tonelada. Este aumento implica que las políticas de reducción de emisiones son mucho más rentables y necesarias de lo que se pensaba anteriormente, especialmente para grandes economías como la de Estados Unidos, que podría beneficiarse económicamente de medidas unilaterales de descarbonización.
Eventos extremos
El cambio climático, más que solo un aumento de temperatura, está estrechamente relacionado con la intensificación de fenómenos climáticos extremos. De acuerdo con el estudio, un aumento de 1°C en la temperatura global podría duplicar la frecuencia de olas de calor extremas y aumentar en un 50% la probabilidad de eventos de vientos y precipitaciones extremas. Estos fenómenos son responsables directos de la destrucción de infraestructuras, la disminución de la producción agrícola y la pérdida de vidas humanas, lo que se traduce en un freno considerable al crecimiento económico.
Gráfico sobre el aumento de la frecuencia de fenómenos climáticos extremos
Fuente: National Bureau of Economic Research (NBER)
Desigualdad en los efectos
Si bien el impacto del cambio climático es global, no todos los países sufrirán de la misma manera. Los países más cálidos y con ingresos más bajos, como los situados en el Sudeste Asiático y África Subsahariana, experimentarán las mayores caídas en el PIB, con pérdidas de hasta el 20%. Estas regiones, que dependen en gran medida de sectores vulnerables como la agricultura y que carecen de los recursos necesarios para adaptarse a los cambios extremos del clima, se verán particularmente afectadas. Sin embargo, el impacto no es exclusivo de estas regiones: el estudio señala que incluso las economías avanzadas, como Estados Unidos y Europa, sufrirán caídas significativas en su PIB debido al aumento de la temperatura global.
Mapa de calor que muestre la desigualdad en los efectos del calentamiento global por región
Fuente: National Bureau of Economic Research (NBER)
La necesidad de políticas urgentes de descarbonización
El estudio no solo alerta sobre los efectos devastadores del cambio climático en la economía mundial, sino que también ofrece una valoración contundente sobre la eficiencia económica de reducir las emisiones de carbono.
Con un SCC tan elevado, las políticas de descarbonización —como la inversión en energías renovables, la electrificación del transporte y la eficiencia energética— resultan no solo viables, sino también esenciales desde el punto de vista económico. Estas políticas se vuelven extremadamente rentables en comparación con los daños que podrían evitar. Esto significa que cualquier gobierno que invierta en reducir sus emisiones estará previniendo pérdidas económicas mucho mayores en el futuro, incluso si esa inversión parece costosa en el corto plazo.
Uno de los hallazgos más relevantes del informe es que, gracias a la reevaluación del SCC, países como Estados Unidos podrían beneficiarse de políticas de reducción de emisiones sin necesidad de que otros países adopten acciones similares. El concepto de «Costo Doméstico del Carbono» (DCC), que mide los beneficios solo para el propio país, ha pasado de $45 a $213 por tonelada para EE. UU., lo que implica que incluso en ausencia de un acuerdo global, las medidas unilaterales de reducción de carbono son económicamente rentables.
En este contexto, el estudio concluye que el costo de no actuar podría ser mucho más alto que el de implementar políticas agresivas de descarbonización. Se estima que, para 2100, si no se toman medidas, la economía mundial podría enfrentar una disminución del 47% en el capital y el consumo, lo que llevaría a una pérdida de bienestar equivalente al 29% de la riqueza mundial actual.
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